"A Los Que Hablan A Mis Espaldas ... ¡Gracias! ... Es Señal De Que Estoy Por Delante "
miércoles, 30 de mayo de 2012
Asi se bebe una cerveza
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VIDEOS
¿QUE SON LAS HORMIGAS ZOMBIES?
Existen cuatro especies distintas de este hongo que afecta al control mental de las hormigas.
El hongo se hace cargo de su cerebro, y luego mata al insecto una vez
encuentra el lugar donde disiseminar sus esporas y crecer a una
ubicación ideal para los hongos que crecen y se diseminan sus esporas.
Las cuatro especies de hongos conocidos viven en el bosque tropical
brasileño tropical del Atlántico, que está cambiando rápidamente debido
al cambio climático y la deforestación, según el especialista David
Hughes, entomólogo de la Universidad Penn State.
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Curiosidades
¿Cómo eligen los mosquitos con tanta precisión a quién tiene que picar?
¿Te suelen picar mucho?
Los mosquitos usan su sentido del olfato para
detectar dióxido de carbono de la respiración humana y el ácido láctico
que se segrega con el sudor. En la oscuridad, acuden a fuentes de calor y
pueden notar diferencias de hasta medio grado de temperatura cuando
están cerca de sus víctimas.
Recientes investigaciones aclaran
que, frente a lo que pensamos, no es que existan individuos más
apetecibles que otros, sino que algunos de nosotros poseemos un olor
natural de “camuflaje” que nos protege de que nos piquen. Son las hembras las que nos pican en
busca de las proteínas de nuestra sangre para producir los huevos (los
machos prefieren las flores). Pero su sangre preferida es la de los
pájaros y los mamíferos pequeños.
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Curiosidades
Ubicación: Malaga, España
Calle Molina Lario, 14, 29015 Málaga, España
EXISTEN LOS ZOMBIES
No es ficción, los zombies existen en el reino animal.
Algunas hormigas del sureste de Asía
son controladas por un hongo que se implanta en sus cerebros y los hace
caminar al bosque antes de destruir sus cerebros para liberar sus
esporas en el bosque.
El movimiento errático de los zombies
es similar a una condición ocasionada por una proteína llamada prion.
Los priones son agentes infecciosos que provocan el mal de vaca loca al
entrar al sistema nervioso, el resto de nuestras priones empiezan a
imitar al prion “maligno” destruyendo nuestro cerebro. No se conoce una
cura para este tipo de infecciones, pero puede seguir afectando al
huesped hasta años después de la muerte, cuando se desató un epidemia de
vaca loca en el Reino Unido, los muertos fueron enterrados al menos a 2
metros de profundidad.
Antes de aparecer en cintas, los
zombies jugaban un papel importante en la cultura voodoo, originada en
países de Africa Occidental y Haiti.
La palabra probablemente viene del
vocablo “nzambi”, que significa “espíritu de una persona muerta”. En
realidad, los zombies supuestamente son humanos sin alma.
Estos animales (incluyendo a
humanos) han demostrado comportamiento similar a lo que es considerado
un “zombie”, de manera natural, por enfermedades, neurotoxinas,
infecciones y parásitos, conoce a los verdaderos zombies de acuerdo a la
página PopScience.
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Curioso
¿Sabemos que es el dolor?
Conocer cómo funciona nuestro cerebro es sin duda un paso, quizá el más importante, para entender por qué sentimos dolor. Los dolores sin causa física son un enigma que los expertos empiezan a resolver.
Nuestro mundo, todo nuestro
universo, toda nuestra realidad, exterior e interior, pasa y depende de
un órgano vital. Un órgano que tamiza, filtra, escoge, decide, aprende,
prevé, intuye, construye e incluso inventa nuestras sensaciones,
nuestras percepciones y nuestras experiencias. Ese órgano es el cerebro,
el más perfeccionado y evolucionado instrumento con el que contamos. Es
un órgano que recibe datos, procesa información y toma decisiones; el
alto mando de esa guerra diaria a la que llamamos vida, el comandante al
cargo de lo que vemos, sentimos y experimentamos en cada momento. Una
de sus funciones más importantes es la de interpretar las señales y
estímulos que recibe y actuar en consecuencia. En plena era de Internet
podríamos comparar al cerebro como un eficiente gestor al mando de toda
una serie de redes de datos e información, a partir de las cuales
realiza predicciones y toma decisiones.
¿Cómo surge el dolor?
Nos trasladamos hasta Álava para hablar con Arturo Goicoechea, Jefe de la Sección de Neurología del Hospital de Santiago en Vitoria y,
de camino a su encuentro, tropiezo con uno de los escalones y caigo de
bruces al suelo… al instante, mi rodilla golpeada contra el duro
pavimento de la calzada, comienza a dolerme intensamente. La rodilla me
duele, pero… ¿es ahí donde se produce el dolor? La respuesta es no. Uno
de los errores básicos, desbancados actualmente por la ciencia pero aún
instalados en la cultura popular, es creer que el dolor se genera en los
tejidos donde se ha producido la amenaza o la agresión, como si hubiera
unos receptores de dolor desperdigados por todo el cuerpo que
segregaran mi dolor en la zona golpeada contra la acera.En realidad el dolor surge del cerebro. Recibe las señales que le llegan en décimas de segundo, las interpreta y genera el dolor. Volvemos a encontrarnos con la computadora que analiza datos, el gestor que organiza la situación, el alto mando que ordena, que decide sensaciones, percepciones y experiencias.
Saltan
las alarmas, pero es el cerebro quien decide si hay actuación. La
alarma no decide si es un atraco ni qué hacer contra él… solo es una
alarma.
Sistema de nocicepción: saltan las alarmas de nocividad
Fue el neurofisiólogo y premio Nobel en Medicina Sir Charles Scott Sherrington quien acuñó por primera vez el término de “nociceptores”, un concepto fundamental dentro de los mecanismos que llevan al cerebro a producir el dolor. La actividad comienza en los nociceptores que
detectan cualquier variación física, térmica, o química capaz de
producir destrucción violenta de tejido (necrosis). La alarma comienza a
sonar, y el nociceptor envía una señal mediante la médula espinal hasta
el cerebro, el órgano que decide, el que produce el dolor. Algo
parecido ocurre con nuestro sentido de la vista. Nuestros ojos, a través
de los fotorreceptores, no generan la visión, tan solo captan ondas
electromagnéticas, recogen la luz, la convierten en información y la
envían al cerebro que es quien, con esos datos y la experiencia
acumulada, construye la visión, la realidad. El cerebro recoge esos
estímulos bioeléctricos y los convierte en el mundo que vemos. Construye
dimensiones, proporciones, distancias, colores…El dolor funciona de manera similar. Al cerebro llegan datos de nocividad, de agresión violenta (presente o futura) y el gestor analiza, prevé, el alto mando decide. El cerebro construye el dolor en base al análisis de los datos que recibe, pero también de la experiencia, del aprendizaje, de la cultura adquirida. Gestiona esas variables y ordena… o ignora.
Golpes, desgarros, incisiones, quemaduras, falta de oxígeno, variaciones extremas de temperatura. Ataques a nuestra integridad que causan necrosis. La necrosis, esa muerte violenta de células, es un peligro para el organismo, en ella la membrana resulta dañada y se vierten moléculas que afectan a células vecinas, convirtiendo el ataque en una reacción en cadena. La necrosis debe ser evitada como sea y los nociceptores son capaces de detectar agentes y situaciones que provocan esa agresión. No generan el dolor, pero alertan de nocividad. Los datos llegan al cerebro que será quien ponga en marcha (o no) los mecanismos defensivos necesarios para hacer frente a esa agresión… inflamación, fiebre, dolor.
El cerebro equivocado
Que
el cerebro sea nuestro órgano más evolucionado y perfeccionado no
significa de ninguna manera que sea perfecto. La realidad que percibimos
es construida a partir de los datos, análisis y decisiones de nuestro
cerebro… y no siempre es exacta. Al igual que erramos nuestras
percepciones visuales en las ilusiones ópticas, el cerebro puede
equivocarse al tomar decisiones y poner en funcionamiento mecanismos de
defensa de manera errónea. Pseudopatía es
un nuevo término acuñado recientemente que describe la falta de
coherencia entre la realidad y lo que se percibe. Nuestro cerebro se
equivoca y puede convencerse de que existe una apariencia de salud
habiendo enfermedad y viceversa, apariencia de enfermedad sin que exista
agresión alguna a nuestro organismo.Doctor: Tiene usted pseudopatía por omisión (falso negativo). Se encuentra usted bien, su aspecto es saludable y se siente usted sano… pero hemos detectado un cáncer.
Paciente: No puede ser, doctor. Usted se equivoca. Estoy estupendamente.
Y al contrario.
Doctor: Tiene usted pseudopatía por falsa alarma (falso positivo). La alarma no es real, está usted sano, las pruebas no muestran ningún peligro, su cuerpo no tiene nada.
Paciente: No puede ser, doctor. Me duele todo, me duele mucho. Usted se equivoca. Estoy fatal.
En estos casos nuestra idea del gestor eficiente, del analista impecable, del comandante organizado se viene abajo. El cerebro activa programas defensivos sin que exista justificación.Nuestro organismo es una máquina magnífica, la mayor parte de nuestra vida ofrece unas prestaciones inigualables. Sin embargo en ocasiones, nos demuestra que no es infalible, que no es perfecta, que se equivoca y que nos engaña. Una máquina que no siempre funciona como debe. Aprende, realiza y mantiene malos hábitos, actuaciones innecesarias o dañinas, tiene dificultades para predecir, administrar y construir la realidad. Lo sabemos cuando gestiona espacios, dimensiones, ilusiones visuales. El sistema inmunitario es capaz de equivocarse y atacar nuestros propios tejidos en las llamadas “enfermedades autoinmunes”. Vemos espejismos en el desierto. Sufrimos alergias por agentes inofensivos para otros, elementos que no deberían hacer saltar las alarmas.
Y por supuesto, también podemos sentir dolor en situaciones en las que no existe ningún daño. Nuestro gestor analiza mal los datos y activa el dolor, sin que exista justificación. Los misiles se activan, salen disparados de la rampa de lanzamiento sin que haya una amenaza de nocividad. El comandante se equivoca.
La pesadilla del dolor sin daño
Son
conceptos diferentes. Daño y dolor suelen ir unidos pero no tienen por
qué estarlo. Existen situaciones en las que nuestro cerebro responde de
manera innecesaria, comete errores en el proceso de catalogación de las
señales de peligro o amenaza y pone en marcha la máquina sin que exista
justificación. Sin embargo hay algo que debemos tener claro: el dolor es
real. No existe el dolor imaginario. Tanto si acierta como si se
equivoca al procesar la información, el dolor que el cerebro gestiona es
siempre el mismo: dolor. Con o sin daño, haya justificación o no,
estemos amenazados o no… el dolor existe y es real. El comandante lanza
los misiles, y estos son reales, exista o no justificación. Clara Grima es Profesora Titular del área de Matemática Aplicada de la Universidad de Sevilla y padece fibromialgia,
una de las múltiples expresiones de nuestro cerebro equivocado. Su
periplo de consulta en consulta, de especialista en especialista, de
doctor en doctor, ha durado ya (y aún dura) más de 10 años. Hasta hace
no mucho, situaciones como las que describimos no tenían un hueco en
ninguna consulta: migrañas, fibromialgia, síndrome de fatiga crónica…
términos que nos conducen de nuevo al terreno de las pseudopatías. El
cuerpo no sufre daño alguno y no obstante el cerebro genera dolor. Clara
padece fuertes dolores en sus articulaciones. Sus días son inciertos.
Hay momentos en los que no le duele nada y puede hacer una vida normal, y
hay días en los que apenas puede levantar el más mínimo peso sin que le
duela todo de los pies hasta la cabeza. Periodos en los que se siente
terriblemente cansada y apenas puede mover los labios para hablar y
etapas en las que todo va bien y desaparecen los dolores, las fatigas…
Acude al traumatólogo y tras muchas pruebas, resonancias y radiografías
no encuentran nada. Los músculos, las articulaciones, los huesos… todo
está correcto, todo funciona bien: no existe daño ni amenaza que
justifique la respuesta defensiva del dolor. Así comienza un
peregrinaje que lleva a visitar la consulta de nuevos traumatólogos,
psicólogos, neurólogos… comienzan las recetas, los analgésicos, los
antiinflamatorios… nada parece funcionar. Sus articulaciones están
correctas, todo está en su sitio… ¿todo? No hay daño, pero hay dolor…
vuelta al principio: ¿Dónde se genera ese dolor?
El cerebro miedoso
Nuestros
programas defensivos tienen dos componentes. Una base genética,
heredada y lista para actuar desde que nacemos, y una parte adquirida
que aprende a funcionar con el paso del tiempo y la experiencia. En el
sistema inmunitario el componente congénito se complementa con los
elementos aprendidos a golpe de experiencia propia, del contacto directo
con la amenaza y con su posterior reacción. Durante ese aprendizaje
nuestro organismo es cauteloso, desconfiado. Activa los mecanismos de
defensa ante la más mínima alerta. Nacemos miedosos por instinto y al
crecer, experimentamos, valoramos y dosificamos esos miedos, esas
alarmas. Aprendemos y recordamos cómo detectar amenazas y las empezamos a
diferenciarlas, a catalogarlas, a definir su peligrosidad. Los
elementos inofensivos dejan de resultar amenazantes gracias al
aprendizaje. Sin embargo, en un cerebro equivocado el aprendizaje puede
ir en contra de nosotros. Puede retroalimentarse y alterar la correcta
gestión de las señales generando dolor en situaciones innecesarias. El doctor Goicoechea nos plantea un ejemplo muy gráfico: "Imagina un sistema de alerta en una ciudad que vigila la presencia de gases tóxicos letales... En un momento dado se activa la alarma ante la presencia de humo… suenan las sirenas, se movilizan los efectivos policiales, se evacua a todos los habitantes. Pero pasan unos días y se descubre que no ocurre nada. Se permite la vuelta de los ciudadanos a sus casas, el peligro ha pasado. Imagina ahora que la alarma vuelve a sonar cada cierto tiempo, de manera reiterada y obligando a desplegar nuevamente todo el sistema de evacuación una y otra vez… ¿qué ocurriría? Si el cerebro continúa equivocado y no aprende a evaluar eficazmente las alarmas, los ciudadanos podrían vivir con un temor derivado de cualquier señal amenazante… El miedo a la evacuación de la ciudad podría verse aumentado con el temor ante las propias señales. Los ciudadanos mirarían hacia el cielo y ahora cualquier vapor, cualquier inofensivo humo de una chimenea o incluso cualquier atisbo de niebla en el horizonte darían lugar a que comenzara su angustia."
Nuestro gestor, nuestro comandante se encuentra ahora en una difícil situación. El cerebro equivocado entra en un círculo de cautela innecesaria, de alarma injustificada y se encuentra predispuesto a hacer caso de todos los rumores sobre sucesos peligrosos. Acepta como real, sin apenas escrutinio, cualquier amenaza y pone en funcionamiento los programas de defensa… vuelve el dolor, un dolor cada vez más alimentado por el propio miedo al error.
El cerebro migrañoso
El cerebro es
una estructura predictiva, interpretativa, continuamente está
construyendo una teoría global sobre lo vivido y lo que se va a vivir a
continuación. En esa construcción, el dolor es una de sus muchas
predicciones y, como estamos comprobando, en ocasiones no es la
acertada. Sentir sed, hambre o cansancio no quiere decir automáticamente
que nuestro organismo necesite bebida, alimento o reposo. Con los
datos, experiencia y cultura adquirida a lo largo de la vida, el cerebro
interpreta la situación y actúa en consecuencia. Cuando a alguien
aquejado de jaqueca, migrañas o fibromialgia le duele la cabeza, no
existe un daño, una amenaza de nocividad que la justifique. No nos
encontramos ante una enfermedad puesto que no hay nada “enfermo”, no hay
necrosis, las pruebas dan negativo, en la consulta te dicen que no
tienes nada… el dolor no debería estar ahí. Somos víctimas de una
obstinación de nuestro cerebro equivocado y temeroso que además crece
alimentándose de factores culturales, de malos hábitos adquiridos y del
desconocimiento de nuestros propios mecanismos cerebrales.Sin embargo hay que saber que un cerebro migrañoso no contiene ningún defecto. No le falta ni le sobra nada. Sus redes y circuitos son los mismos que los de un cerebro sin dolor. Lo que ocurre es que actua de manera equivocada. La persona migrañosa posee un cerebro normal que, a pesar de ello, está tomando decisiones erróneas alimentadas en el seno de una cultura y un ambiente alarmista.Conocer cómo funciona nuestro organismo, nuestro cerebro es sin duda un paso, quizá el más importante, para entender por qué sentimos dolor.
“Agradecemos la colaboración del doctor Arturo Goicoechea en este artículo poniendo a nuestra disposición sus ideas sobre el dolor mediante su blog, sus libros y sus explicaciones en la charla. Así mismo, gracias a Juan Ignacio Pérez, Titular de la Cátedra de Cultura Científica en la UPV/EHU y a la matemática Clara Grima por compartir sus experiencias y conocimientos”.
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Salud
Mide tu Inteligencia Erótica (I.E.)
Para conocer la capacidad erótica, Milburn y Conrad, psicólogos estadounidenses, han elaborado un test. Esta es una versión reducida.
1 ¿Cómo valoras tu actual vida sexual, comparada con la de la mayoría de las personas?- A- Ni la mitad de excitante que la de la mayoría.
- B- Más o menos igual que la de la mayoría.
- C- Más excitante.
- D- En la actualidad no mantengo una relación sexual.
- A- No, nunca.
- B- Una o dos veces.
- C- Varias veces.
- D- Con frecuencia.
- A- Me paso gran parte del tiempo pensando en cómo tener relaciones sexuales más a menudo.
- B- Para mí, una vida sexual satisfactoria es tan importante como mis aficiones y tareas.
- C- Cuando he acabado las tareas cotidianas, no me queda tiempo ni energía para pensar en cómo mejorar mi vida sexual.
- D- Me avergüenza que mi vida sexual sea tan insatisfactoria, así que procuro no pensar en ello.
- A- No tiene que ver.
- B- Tiende a decir que los miembros de una pareja están hechos el uno para el otro.
- C- Es una garantía de que estás enamorado/a.
- A- Esperaría a conocerla mejor.
- B- A veces he tenido relaciones sexuales con alguien antes de conocerlo bien.
- C- Decididamente, las tendría.
- A- Nunca distingo entre impulsos físicos y emocionales.
- B- A veces soy consciente de que siento una necesidad puramente física.
- C- A veces soy consciente de que siento deseo de cercanía.
- D- Siempre es una combinación de ambos impulsos.
- A- Me siento atraído/a inmediatamente hacia personas con un aspecto determinado.
- B- Me atraen personas con un aspecto determinado, pero no siempre opto por tener una relación con ellas.
- C- Me atraen muchos tipos físicos.
- D- Nunca he pensado en el tipo de persona que me atrae.
- A- No, si han transcurrido varios años.
- B- Si no se siente amenazado/a por la pareja actual, es muy improbable.
- C- Sólo si la persona está demasiado obsesionada con lo ocurrido.
- D- En muchos casos es muy posible.
- A- Unas cuantas veces al año.
- B- Una o dos veces al mes.
- C- Una o dos veces por semana.
- D- Tres veces por semana.
- E- Cuatro veces por semana.
- A- Nunca.
- B- Un par de veces.
- C- Ocasionalmente.
- D- Bastante a menudo.
- A- Totalmente de acuerdo.
- B- De acuerdo.
- C- En desacuerdo.
- D- Completamente en desacuerdo.
- A- Con frecuencia.
- B- A veces.
- C- Nunca.
- A- No me afecta en absoluto.
- B- Podría sentirme más contento/a con mi cuerpo.
- C- Estoy demasiado gordo/a para tener una buena vida sexual.
- D- No estoy lo bastante musculoso/a para tener una buena vida sexual.
RESULTADOS
1.- A-2 B+3 C 0 D 02.- A+3 B+1 C-1 D-3
3.- A-1 B+3 C-1 D-2
4.- A+3 B 0 C-3
5.- A+3 B+1 C-3
6.- A-1 B+1 C+1 D+1
7.- A 0 B+1 C+3 D 0
8.- A-2 B 0 C-2 D+3
9.- A 0 B+1 C+2 D+3 E+2
10.- A+3 B 0 C+1 D-3
11.- A-1 B 0 C+1 D+3
12.- A-3 B 0 C+3
13.- A+3 B 0 C-3 D-3
Suma 26 al resultado, divídelo por 63 y multiplícalo por 100. Esa es tu puntuación, tu “inteligencia sexual”.
- 90 o más: Excelente
- 80-89. Buena.
- 70-79. Corresponde a la media obtenida por los autores en su estudio.
- 60-69. Baja.
- Inferior a 60. Inteligencia erótica muy baja.
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Curioso
lunes, 28 de mayo de 2012
Paco el gato.
Hola a todos,me llamo Paco y soy un gato,aqui me podeis llamar Paco el gato.
Entiendo de todo y a la vez no entiendo nada,pero una cosa tengo clara,mi ilusion por ayudar al projimo nadie me la quita.
Este blog esta dedicado para todos en especial para los mios,gente que necesita animos,cariños,alegrias y sabiduria,dinero no te puedo dar,jeje,soy un gato no un banco.
Como gato que soy no estoy muy puesto en esto del blogger,asi que acepto toda clase de criticas constructivas para mejorar esta pagina.
Con el tiempo se sumaran algunos amigos gatunos que tendran su seccion,dedicadas al cuidado de animales.
Sin mas os dejo que me espera mi gatita,jeje.
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