
¡OMG! Me vais a permitir la licencia de arrancar el post con este acrónimo de ‘oh, my god’, expresión muy utilizada en el mundo anglosajón, mucho más que el ‘¡dios mío!’ por el que puede traducirse. Es que esta historia me ha dejado boquiabierto y no acierto a encontrar una expresión más clara con la que explicar mi asombro.
Kenneth Guillespie es un veterano señor inglés de 64 años que no ha tenido mucha suerte en la vida. Vive enBlackburn, una ciudad industrial al norte de Liverpool y tiene serios problemas de alcoholismo. Seguro que debido a su adicción, el hombre acaba de protagonizar una escena bochornosa. ¡Intentó tener sexo con un muñeco de nieve! Bueno, como dudo que el muñeco consintiera, podemos decir que intentó asaltarlo. Repito, ¡OMG!

Así pues, para la salud del desafortunado Guillespie todo ha quedado en un susto y un posible resfriado, pero para su orgullo el daño es irreparable.
En defensa del muñeco de nieve a salido los padres de los niños que armaron el muñeco "pidieron la amputacion" del agresor.
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